En la Palma de Gran Canarias, quieren proteger la producción de almendras con un sello de calidad.
Miles de personas se dan cita hoy en Puntagorda para disfrutar una año más de la fiesta del almendro en flor,
una celebración popular que tiene sus orígenes en la importancia de
este cultivo, en su papel preponderante en el paisaje local y durante
décadas motor económico de la comarca. Mientras la celebración tiene
lugar, los productores reconocen que afrontan un año decisivo para
conseguir la valorización de su ya mermada producción, que ha tenido un descenso brutal en las dos últimas décadas,
pasando de cosechas de unos 90.000 kilos a principios de la década de
los noventa del siglo pasado a los 4.000 kilos facturados en 2012.
El apoyo al sector que ha prestado la Asociación para el Desarrollo Rural (Ader La Palma)
ha sido vital a la hora de diagnosticar los problemas de un sector en
el que no hay garantías de relevo generacional y que necesita de ayudas
que, en el marco de crisis económica actual, son cada vez más dudosas y
escasas.
Luis Hernández, coordinador técnico del proyecto
Agropaisajes, con un marco de financiación estatal de tres años que se
agota este 2013, se muestra optimista sobre las expectativas de este
subsector y defiende “una valoración que no tiene que pasar
necesariamente por una denominación de origen, pero sí por un sello de
calidad”.
Ese distintivo permitiría que la producción de almendra insular
obtuviera una mayor reconocimiento del mercado y la consolidación de la
demanda insular y canario frente a las almendras californianas y del
Levante español, con precios mucho más bajos pero de inferior calidad. A
la vista de que los fondos para este proyecto piloto, que ha permitido
el apoyo para la recuperación del paisaje con un grupo de trece productores de almendras en una superficie total de 16 hectáreas,
se agotan, la organización Ader viene trabajando en la consolidación de
otra ayuda, en este caso de la Unión Europea, a proyectos
agroambientales dirigidos explícitamente a las producciones menos
rentables.
La fiesta que hoy celebran personas de todas las edades llegadas a la
localidad de Puntagorda desde muchos puntos del espacio insular,
ensalza a través de muestras de artesanía, repostería y otras
manifestaciones culturales como la poesía y la música tradicional, la
estampa de la naturaleza.
Noticia extraida del diario de avisos
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